Egon Schiele

"No hay arte nuevo. Hay artistas nuevos. El artista nuevo tiene que ser fiel completamente a si mismo, ser un creador, ser capaz de construir sus propios cimientos directamente y solo, sin apoyarse en el pasado o la tradición"

Miguel Barnet

".. nos gusta también burlarnos del canon de las academias y de los académicos, de los poderes hegemónicos, de la bolsa de valores y de la prensa adocenada que nos castiga a diario con un lenguaje antiliterario. La literatura no es otra cosa que un antídoto frente a los valores absolutos, un bálsamo y un espejo impúdico que no debe ocultar absolutamente nada. La literatura es la verdadera Caja de Pandora de la mitología y no un tratado de armonía y belleza como quería Platón sino un salvoconducto para instalarnos en esa esfera de lo estético que condensa las aspiraciones más puras del ser humano".
Encuentro Internacional SECH -Chile

lunes, 10 de noviembre de 2008

jueves, 21 de febrero de 2008

ACOSO

Cómo te involucraste con Nin pobre Miller ni imaginaste que ella se embarcó con Lina esa la de mirada provocativa la que se avergonzaba de su erotismo y destilaba por sus piernas el veneno de la envidia y de los celos envidiosa de todos y de todo de los amores todos. Lina sentía celos de las parejas cuando se besaban por las calles de París por los cafés y los parques y las miraba con una extraña mirada de rabia no quería que nadie hiciera el amor puesto que ella no podía hacerlo me dice Nin esta noche que viene dispuesta a seducirme con un camisón corto negro y escotado donde asoma la blanca carne de sus senos y yo la escucho reacia a caer en sus redes ella modosa como si no quebrara un huevo continua sentada en la alfombra roja con las piernas estiradas rozando con la punta de su lengua el labio superior insinuante continuó Lina vino a mi piso para pasar unas noches conmigo me dijo que odiaba a Hans y Michel tu sabes mis amantes dijo que le había preguntado por qué los odiaba y me dio razones confusas dijo Nin esta vez levantando su pierna izquierda para mostrar su vello genital yo bebí lentamente como un cazador rodea su presa un sorbo de té y respiré hondo sigue murmuré haciendo caso omiso de su llama sensual Lina quería simplemente estar conmigo ¿tú no? Me pregunta llevándose la mano al pelo y sobándoselo con delicadeza yo pensé esta no entiende nunca que no quiero nada con ella golpeé levemente la madera de mi escritorio pensé en el tiempo que perdí de cuerpo en cuerpo y boca en boca enredada en el afán de sacarme la hiedra de la nuca y los golpes de sangre que recibí en la carpa de la mentira envuelta en serpientes. me tomé la cabeza con ambas manos miré la ampolleta y bajé la vista hacia ella armándome de paciencia la seguí escuchando se colgó el índice derecho de la comisura de sus labios del mismo lado y lanzó entornando los párpados me gustaba verla arreglarse para la noche con joyas exóticas que daban belleza a su rostro ella no era de París ni era elegante . Nin se refería a Lina extendió su pierna izquierda quedó mirándose la punta de los pies prosigue dije yo y vi a mi primer amor al segundo al tercero desvanecidos en los cementerios lejos de la ciudad ella dijo era tan sensual le gustaba que nos besáramos en la boca se excitaba y luego se alejaba acostada levantaba las piernas para que le viera tú sabes qué, dijo sugerente Nin. yo temblé pensé que esta mujer no tenía remedio mientras me dije que bueno que ya no me rondan los fantasmas ni aspiro a poseer los cuerpos solo sexo por sexo pregunté ¿sigues o te vas? Me esta rompiendo los nervios esta mujer. no seas así me dijo estirándose como gatita y yo recordé a mi gato que estaba perdido hacía unos días debe andar en celo pensé lo eché de menos evitaría que perdiera el tiempo escuchando las tonteras de la Nin lo vería retozar en su cuna bajo mi mano y saltar a mi regazo para lamerme la cara hacerme cosquillas con su bigote inocente la insoportable mujer que me asedia continuó, Lina se ponía celosa cuando Hans venía a verme me hacía escenas de pronto Nin dijo si volviera tu gato ahora yo me pondría celosa te haría una escena tonta musité y ella me contó que salían juntas que la hacía besarla en la boca y luego paraba no teníamos clímax y puso la cara triste la loca de Nin me dije me levanté fui a la cocina a calentar agua en el jarro esto va para largo pensé al verla con los ojos fijos en la pared volví con la taza de té entonces Nin dijo en voz alta si fuera hombre te mataba me sorprendí la miré fijo esbozó una sonrisa así me dijo Lina y yo me enfadaba siguió y ella lloraba mientras bramaba contra el lesbianismo diciendo que era repugnante que ella no pasaría de besos hazla corta dije soñolienta continuó logré que Michel accediera a poseerla programamos la noche Michel la desnudó le abrió los muslos con la rodilla yo me excité dijo Nin ya sabes cómo soy, lo sé musité ella siguió, ayudé a Michel a desnudarla me excité repitió enajenada él la poseyó luego quiso poseerme entonces Lina se irguió en el asiento abrió los ojos y sacó el pene de Michel y no permitió que lo introdujera en mi vagina se tiró sobre mi hecha una furia sexual Michel volvió a poseerla esta vez por detrás. Yo que extraño a mi gato la miré asombrada. no te enojes dijo no me enojo respondí apagando el cigarrillo a medio consumir ¿y? Dije yo con lina salimos a la calle cogidas de la cintura hizo como si nunca hubiera pasado nada se lo permití añadió Nin y dijo ¿quieres conmigo? Fue cuando vi a mi gato en el balcón con los ojos largos brillantes y me salvó de decirle a Nin que se fuera porque cuando lo vio se paró rápido iracunda me hizo un gesto grosero con uno de sus dedos y espetó ¡te salvaste! porque ahí termina la historia. yo le dije acuérdate de Henry no vuelvas más, ella alcanzó la puerta y por la rendija se escapó. al fin se marchó esta yegua loca dije y fue cuando se abrió el techo de la sala y la gaviota gris me mostró las rocas que colgaban de los postes junto a la soga que atrapó el giro de mis amores perros en los altares prohibidos que dejaron la gastada somnolencia de la esperanza luego un viejo carpintero reparó las desparramadas planchas en el techo entonces fui hacia el balcón y abrí de un solo golpe el amplio ventanal recogí al gato lo acuné olvidé los fantasmas que trajo la Nin limpié las arañas que dejó encima de mis papeles manchados de hastío al verla esta noche revolcarse y encender los ojos turbios de la memoria con el cuento de Lina mentirosa de Michel burdo en la verbena de eros. Mi gato se apegó a mi hombro y lamió mi mejilla fui al computador a esbozar las últimas líneas que fueron nuevas sin las cataratas de la Nin hiriendo los peces del amor me quedé dormida junto a una flor una piedra de luz y un poema que nunca concluí.

domingo, 17 de febrero de 2008

INCITANTE


El azafrán no sirvió nunca más. Es por la tierra por las piedras o por el aire los hechizos se rompen aseveró Fabiola de nuevo instalada encima de mi escritorio esta vez yo estaba con mi pijama azul y sin zapatillas ella sin ropa una hoja de parra tapaba su pubis. La miré y cavilé en Fay que había nacido en New Orleáns que era pobre y se casó con Albert especie de liberador de la carencia material oculta por su familia. Albert la acarició noche tras noche me dijo Fabiola dejándola ganosa, agregó despectiva, no la poseyó se iba al jardín después con las mujeres de color para saciar sus ansias. Hasta el día que Fay llegó del mercado a casa impregnada con olor a azafrán sin besos ni caricias la penetró recalcó ella, añadió mató el hechizo y lanzó a la cara el humo de su enésimo cigarrillo acomodándose la hoja de parra con mirada insinuante me ofreció el último de la pitillera me mostró los muslos. Me hice la tonta fui al baño pensé que mi sesura había desaparecido en las garras de los murciélagos pensé también que nunca me había di cuenta lo poco que duraban los hechizos y concluí que no me extrañaba que el matrimonio de Fay y Albert se hubiera ido a la mierda. Suele suceder también hoy día en que somos absolutamente modernos para dejar el carbón y el hierro que atosiga abriendo el apetito de enredarse en otra historia para evitar resquebrajar el espíritu lamiendo las piedras o embarrándose los pies en los dormitorios congelados de nuestras casas. Fabiola me mira provocativa de pie en la puerta del baño yo me incorporo me limpio arreglo la ropa la sigo. Ella se sienta en la silla de mi escritorio me deja mirarla cuando abre las piernas se levanta la hoja segura de su poder de seducción. Callo ante el veneno gozoso que me señalan sus dedos blancos y largos me echo atrás alarga sus brazos intenta tomarme el cuello, le recuerdo que soy mujer, digo no juego sobre las góndolas . Sonríe insiste la miro de frente descartando el cielo que me ofrece ella como una cualquiera menea el trasero voy a la cama apago la luz me doy vuelta hacia el lado izquierdo ella toca mi espalda la roza suavemente le digo que no me gusta el azafrán que no como violetas en cuerpos de mujer y sale volando por la ventana alumbrada por la luna redonda como sus curvas agita la mano una ancha sonrisa baña su rostro me pongo de pie y cierro la cortina rascándome la cabeza me dirijo al baño a buscar un vaso de agua y tomar un somnífero extraviada en la ópera de la noche solitaria asombrada de la debilidad de mi cerebro que toma por las brasas el sartén sin saber ciertamente si salí del horno a comer el pan o delinear versos entre gallos y medianoche de todas maneras nunca malgasté mi tiempo esperando a un hombre ni amé a un cerdo que quisiera conmigo solo por el olor que me dejó el mercado, me acuesto aburrida de Nin de sus historias repetitivas donde cambia de personajes y sigue con el mismo cuento erótico. Yo no estoy para eso me repito recuperada de la cuasi tentación vuelo al ardor de la tecla a este frenético canto que roba el sueño y me hace padecer este encuentro terrible de no saber que es real o mentira en las avenidas de mi casa donde sobrevuelan las gaviotas que vienen desde Talcahuano a ver como dialogo con Nin en una ciudad perdida en el enervamiento del tiempo con el fatal sino de envolverme con las hojas de uno dos tres cuatro y cinco libros que me elevan al castillo de la dicha a no morir en el intento de atrapar el encanto en la estación de la huida con un suspiro en la boca inhalando los cielos frente a la pantalla que abruman de gozo. Sí, extinguen el ocaso al abrir sagazmente madrugadas que me sublevan contra la muerte. Ayudan a descubrir que no existe edad para los sueños que es posible habitar libremente el planeta sin la biblia el corán y el libro del mormón en lunas exentas de tormento. Recuerdo que olvidé apagar la luz del pasillo y camino hacia el comedor regreso al dormitorio. A Nin se le quedó la pitillera sobre el concreto que la vio desaparecer por los aires succionada por los destellos del arte y la necesidad de sobrevivir y yo en la devoción por la gente que narra su vuelo la tomo la guardo pensando que otra noche vendrá sin Fay y sin Albert con la sutil tortura de provocar algún latido entre mi seso y los muslos sin el afrodisíaco de azafrán chocolate o canela y sin olor a mercado.

IMPOTENCIA


Algo pasó con las dunas, sí, en las dunas de arena y es que Louis no podía dormir y salió a la playa a caminar me lo contó Anais, él estaba excitado en un lugar de una ciudad costera de Normandía y luego de revolverse en la cama se levantó para ejercer de voyerista y entonces la vio, sí, vio a esa mujer siguió murmurando Anais al oído en nuestro encuentro secreto en la playa nudista de los insomnes mientras los sonámbulos se paseaban delante del casino y yo le respondí no conozco a Louis pero sí a Fernando Antonio Jaime y una chorrera de Carlos y de Pérez y López que vociferan en sus casas echados frente al televisor mientras reclaman la comida el café y un guatero para los pies sé que engullen enmudecidos cambiando canales fervorosamente le cuento que resuenan en mis oídos las órdenes de estos emperadores de circo que en los restaurantes llaman con palmas a los pobres garzones y antes de alcanzar la cama son los amantes perfectos que las indolentes mujeres huecas no valoran y Anais prosigue relatando la historia Louis me dice fue tras la mujer ella caminaba hacia el mar y al llegar a la orilla dejó caer al suelo su ropas y quedó desnuda en medio de la noche estival yo le digo aquí ahora es otoño y llueve y hace mucho frío ellos fueron juntos a nadar y tuvieron sexo en las aguas luego de jugar al sí y al no sin palabras llegaron a la arena y en el clímax del deseo se quedó impotente el pobre pobre Louis, Anaís me quedó mirando y preguntó ¿crees que es una de mis locuras? yo enmudecí pensando que alguna vez me jacté de tener la imaginación de un pincel y confesé que no tenia ningún talento para trabajar sobre la tela me tomé una botella de licor de oro de Chiloé para ir a la cama a llorar mi propia locura que gatilló la tempestad y los témpanos que desecharon los cielos de mis pantorrillas y desvariaron los arbustos que caen desde mi ventana otorgando finiquito al sagrado desorden de ordenar las cosas aún así saludé al orbe pariendo maná en la espantosidad de ser siempre la misma en el baño y la cocina en la sala de mi casa entre libros y poética antigua y presente juro que fui atrevida en el romance y en la oscura vena de la ira mientras Anais siguió contándome de Louis de cómo en el juego se corrió con la mujer de las dunas para terminar despertando solitario y sin costilla no pudo encontrar (fue un misterio susurró) las huellas de la desconocida al final del sendero se perdían y yo le digo que no me perdí aunque conocí la impotencia y enjuagué la baba y los mocos en mil servilletas y anduve como loro en el alambre por mil años luego en una fracción de segundos encendí una vela y el incienso y me encontré de pie frente al espejo con el pijama rojo y los pies desnudos con un rouge escribiendo encima de mi silueta porque se acabó el papel en la alucinación de mosquito embriagado que confunde la impotencia sexual con la impotencia que hierve en mi sangre por no poder dar con el talón de aquiles de mi ex.