Egon Schiele
Miguel Barnet
Encuentro Internacional SECH -Chile
jueves, 6 de diciembre de 2007
ÁRIDO
ACERCA DEL HUMOR EN LA PERSPECTIVA DEL PSICOANALISIS
En 1927, en su artículo "El humor", Freud afirmaba que el superyó, al provocar la actitud humorística, en el fondo rechaza la realidad y se pone al servicio de una ilusión: lo que se rechaza es la realidad que aplasta, aquella que no causa sino que anula la posición deseante.
A la vez, si entendemos que la realidad es una construcción, que cada sujeto vive, de acuerdo con esa ventana singular que constituye para cada uno su propio fantasma, el recurso de rechazar aquello que agobia es una operación que permite construir una realidad diferente, donde el deseo pueda sostenerse.
Así, el humor se encuentra en línea con la sublimación y el fantasma; el humor es una operación sobre aquello que ocasiona sufrimiento y que, al ponerse al servicio de una ilusión, habilita el sostén fantasmático que relanza el deseo.
Tal como en el breve poema de Samuel Beckett: "Frente a lo terrible, hasta hacerlo risible".
Jean Paul Richter, citado por Freud y también por Pirandello, caracteriza el humor como "la inversión de lo sublime".
A diferencia de lo bello, vinculado con el placer y la armonía, lo sublime sería "el terror que deleita".
En esta referencia a lo sublime invertido puede ubicarse una de las características más importantes del humor: el sentimiento de lo contrario.
Esta inversión, dice Richter en su "Introducción a la estética", desciende a los infiernos pero abre las puertas del cielo.
Y agrega: "Cuando lo pequeño, como en el humor, es medida y ligadura infinita, genera una risa en la que hay dolor y grandeza".
Desde esta perspectiva podemos entender el "afecto ahorrado" en el humor, que menciona Freud. En 1905 "El chiste y su relación con el inconsciente", al establecer las diferencias con el chiste y la comicidad, Freud lo plantea así:
"Su condición está dada frente a una situación en la que, de acuerdo a nuestros hábitos, estamos tentados a desprender un afecto penoso, y he ahí que influyen en nosotros ciertos motivos para sofocar ese afecto in statu nascendi".
Ese afecto o sentimiento penoso es interceptado por la actitud humorística y produce una pérdida de goce, con la consecuente ganancia de placer.
La comicidad que ridiculiza y desenmascara contribuye con el humor a confrontarse con el revés de la idealización y a rebajar aquello que parecía más eminente.
El chiste, la ironía, lo cómico, se diferencian pero confluyen con el humor, y esta confluencia tiene gran importancia para pensar las intervenciones del analista, bajo condiciones tan adversas como las que se nos presentan actualmente.
Ante la desesperación que hace perder el control de los actos y ubica al sujeto como carente de recursos, es necesaria una intervención que permita abrir la pregunta y acotar la posición gozosa.
Parafraseando a Kafka, se trata de arrancar a la desesperación el suelo que está pisando.
Lacan utiliza un luminoso retruécano para referirse al chiste: El placer de la sorpresa y la sorpresa del placer.
Sabemos de la importancia que tiene la posibilidad de sorprender y sorprenderse, para poder despertar.
El fin de un análisis debiera traer una nueva y distinta capacidad de reírse, sobre todo de uno mismo y hasta de la propia muerte, como en el ejemplo freudiano del hombre que, conducido un lunes al cadalso, comenta: "Mala manera de empezar la semana".
Ver BLOG de CICERONE
EL ABSURDO Y LA FICCION
Todo este preludio mediático es necesario para reflexionar en torno a las afirmaciones del iconoclasta laucha, quién desde su trinchera intelectual (muy loable y resptable) emitió dos axiomas que me quedaron dando vuelta y que en el fragor de la caminata desde mi lugar de trabajo al colectivo, me permitieron encontrarle el sentido necesario que me impulsó a escribir estas diatrabas.
El que la vida es una ficción y que el absuro es una eficiente forma de estar en el mundo cobran un profundo sentido en este momento debido a la deconstrucción personal que soy capaz de generar luego de darle vuelta a estas afirmaciones durante días.
Es interesante repensar el sentido que tiene desapegarse de la formalidad y homogeneización impuesta por las normas y relaciones sociales cotidiana y empezar a enfocar la intervención desde otro prisma. Provocar con la ironía, reirse de lo obvio en el absurdo, exagerar el accionar frente a lo que no quiero hacer como forma de demostrar que no lo hago por lo sinsentido y absurdo que lo encuentro, es una estrategía muy provechosa, ese juego de hacer creer a la gente que su propuesta es transcente, aunque sea una mierda, y exagerarla hasta el absurdo es un placer casi orgámismo que traslada la sensación de maldad infantil a la búsqueda de experiencias nuevas donde radicalizar esa forma de expresión.
El absurdo lo aguanta todo y la construcción de mis historia en mi ficción me permiten buscar y rebuscar mis sentidos en mis narraciones que cómo proyecciones, en muchas casos funcionales, que se rearticulan con la capacidad discentiva o consensual de establecer coordinaciones conductuales generan la posibilidad de rebeldía desde la perspectiva de la inteligencia no convencional.
Me resisto a la convención de hacer por hacer y como me aburrí de pelear pretendo y estoy logrando lo mismo pero de otra forma.
El absurdo se vé inofensivo pero es manipulador y nuestra ficción legitima y transparenta nuestro ser y hacer y más aún nos desliga de toda justificación funcional a lo establecido y nos devela en la honradez de la búsqueda permanente, dinámica y recursiva de nuestra identidad. O sea y en el fondo, todo es un problema de identidad.
http://eleazarojedasalamanca.blogspot.com/
A propósito de solidaridad:las diferencias
Entre mujeres: Una mujer no llegó a su casa una noche. Al día siguiente le dijo a su esposo que había dormido en casa de una amiga. El hombre llamó a las diez mejores amigas de su mujer. Ninguna sabía nada del caso.
Entre hombres: Un hombre no llegó a su casa una noche. Al día siguiente le dijo a su esposa que había dormido en casa de su amigo. La señora llamó a los diez mejores amigos de su marido. Ocho confirmaron que había dormido en casa de ellos, y dos insistieron en que todavía estaba ahí y que no se preocupara.
Moralejas
Un hombre entra en la ducha poco después que su mujer y en ese mismo instante suena el portero de casa.
La mujer coge la toalla y se la envuelve alrededor del cuerpo, baja la escalera corriendo y abre la puerta: es Juan, el vecino.
Antes de que ella pueda decir nada él le comenta: Te doy 800 € en este momento en billetes si dejas caer la toalla!
Reflexiona y tras un instante la toalla cae al suelo… Él la mira de arriba abajo y le devuelve la cantidad prometida.
Ella, un poco desconcertada, pero contenta por la pequeña fortuna ganada en un momento vuelve al servicio.
El marido, que sigue bajo la ducha le pregunta que quién era.
Ella: era Juan.
El marido: Perfecto, te habrá devuelto los 800 € que le dejé!?
Primera moraleja:
Si trabajáis en equipo, compartid siempre las informaciones!
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2ª clase
Conduciendo su coche, un cura espabilado está acompañando a una joven monja al convento.
El cura no consigue quitar la vista de sus piernas cruzadas.
De pronto deja caer su mano en la pierna derecha de la monja.
Ella lo mira y le dice: Padre, no se acuerda del salmo 129?
El cura quita rápidamente la mano y comienza a dar mil excusas.gato spia
Poco después, aprovechando un cambio de marcha, deja que la mano acaricie la pierna de la religiosa, que impertérrita comenta: Padre, no se acuerda del salmo 129?
Mortificado, retira la mano, balbuceando una excusa.
Llegados al convento, la monja baja si decir una palabra.
El cura llevado por el remordimiento por sus insensatos gestos se precipita por la Biblia en busca del salmo 129.
Salmo 129: Id delante, siempre más arriba, encontrareis la gloria…
Segunda moraleja:
En el trabajo, debes estar siempre bien informado!
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3ª clase
Un representante, un empleado y un director del personal salen de la oficina al mediodía y van hacia un restaurante, cuando de pronto se encuentran una antigua lámpara de aceite.
La frotan y aparece el genio de la lámpara.
En general concedo 3 deseos, pero ya que sois 3, tendréis uno cada uno.
El representante chilla: Yo! Yo! A mi me toca primero! Quiero estar en una playa incontaminada en las Bahamas, siempre de vacaciones, sin un pensamiento que moleste mi descanso!
Dicho eso, desaparece.Boss
El empleado chillando: Ahora es mi turno! Yo! Yo! Quiero degustar una piña colada en una playa de Tahití con la mujer de mis sueños!
Dicho eso, desaparece.
Ahora es tu turno, comenta el genio, mirando al director del personal.
Quiero que después de comer esos dos vuelvan al trabajo!
Tercera moraleja:
Dejad siempre que el jefe hable primero!
Fuente: www.unangelo.com
martes, 4 de diciembre de 2007
PROTOTIPO
Miriam se pasea por el pasillo oscuro de su casa. Vive sola. No es algo que la perturbe. La angustia se acumula en su garganta y ensombrece su rostro. Siente que un nudo crece en su abdomen. Camina hacia el jarrón de flores blancas, deja caer su mirada por la tierra reseca. Se da vuelta y reanuda su andar calmo por la franja estrecha que la madera caoba hace más ceñida, más angosta. Sabe que algo sucederá, lo presiente. Todo ha sido repentino. Su cabeza retoma el instante en que Alicia, su colega de departamento le anunció la llegada del nuevo jefe para el día siguiente. Martín había renunciado, al menos así lo había anunciado una semana antes al personal. Nuevamente se sobrecogió. Le tenía cariño a su ex superior. Tantas jornadas compartidas, trabajo, risas, malos ratos. La partida de Martín la había afectado. Todos comentaron el sorpresivo acontecimiento. Agujas de incertidumbre perforaron sus rutinarios movimientos. La expectativa los tenía enfrascados en conversaciones y sucesivas interrogantes: ¿Quién sería el nuevo gerente? ¿Cómo sería?, ¿joven o viejo?, ¿un déspota, un gruñón, un inconsciente? El ambiente de trabajo se nubló de enigmas, incógnitas que hacían más enorme el vacío dejado por el gentil y noble Martín Sierra Kass. Las nubes la escoltaron hasta su casa. Dio una ligera mirada a esas flores impertérritas y se sentó pensativa en el borde del amplio y verde sofá de cuero que anunciaba imponente el fin del pasillo largo, oscuro y estrecho. Resignada a la llegada de un nuevo espécimen que le diera órdenes sin la extrema cortesía de Martín, se fue a la cama. El silencio desvestía incertidumbre. El canto de un grillo la acrecentaba. Tuvo un sueño intranquilo. Al día siguiente, al llegar a la oficina, es la misma Alicia quien le informa: el nuevo jefe quiere reunirse con todo el personal a las diez en punto. Miriam repitió para sí, a las diez en punto. La angustia transitaba desde su garganta al vientre y viceversa. A las diez menos un minuto, todos dejaron sus sillas y como llamados al servicio militar se dirigieron a la sala de reuniones. La sala estaba vacía, cada uno se acomodó donde quiso. Ella se quedó sentada atrás, en la última fila. Acompañado del presidente de la compañía, apareció él, con su rostro blanco, su frente amplia y sus sonrientes ojos verdes destacándose en su perfecta y alta figura vestida de impecable traje gris. Todo en él reflejaba la más completa satisfacción. Miriam tosió con la cara enrojecida, él la miró con atención y volvió el rostro hacia el ejecutivo superior. El presidente con un breve discurso lo presentó al personal. Javier Pérez del Salto tomó la palabra. Habló breve, claro, preciso. Era el prototipo del ejecutivo perfecto. Inteligencia y oratoria unida a prestancia. Hombre sin mácula ni arruga. Miriam encogida en la silla de la luminosa sala comprendía la angustia que había padecido. Javier Pérez del Salto había sido su primera pareja cuando ella tenía quince años. Javier Pérez del Salto era el padre de su primer hijo. El hijo que la había obligado a abortar. Un nuevo ataque de tos le sobrevino, se levantó con un pañuelo cubriendo su boca. La tos cedió pero el corazón rebotaba en su interior. Dirigió sus pasos hacia el nuevo gerente de la empresa, trastabilló, pasó a rozar el impecable traje del estirado presidente de la compañía, se repuso con rapidez y se instaló frente al nuevo y presuntuoso ejecutivo. Dos sonoros palmetazos retumbaron en la sala. Una incrédula audiencia vio salir a Miriam. Ella, lentamente se desplazó hacia la puerta y se dirigió hacia la calle. Los rayos del sol resplandecían.