Egon Schiele

"No hay arte nuevo. Hay artistas nuevos. El artista nuevo tiene que ser fiel completamente a si mismo, ser un creador, ser capaz de construir sus propios cimientos directamente y solo, sin apoyarse en el pasado o la tradición"

Miguel Barnet

".. nos gusta también burlarnos del canon de las academias y de los académicos, de los poderes hegemónicos, de la bolsa de valores y de la prensa adocenada que nos castiga a diario con un lenguaje antiliterario. La literatura no es otra cosa que un antídoto frente a los valores absolutos, un bálsamo y un espejo impúdico que no debe ocultar absolutamente nada. La literatura es la verdadera Caja de Pandora de la mitología y no un tratado de armonía y belleza como quería Platón sino un salvoconducto para instalarnos en esa esfera de lo estético que condensa las aspiraciones más puras del ser humano".
Encuentro Internacional SECH -Chile

jueves, 6 de diciembre de 2007

EL ABSURDO Y LA FICCION

No existe nada más dañino que no querer ver y esa premisa se traslada a cualquier tipo de ámbito, oir no necesariamente es escuchar, mirar no es ver ni menos obervar, la diferencia la encotramos en la profundidad del ejericicio como en el interés de utilidad y profundidad reflexiva que conferimos a estos propósitos.
Todo este preludio mediático es necesario para reflexionar en torno a las afirmaciones del iconoclasta laucha, quién desde su trinchera intelectual (muy loable y resptable) emitió dos axiomas que me quedaron dando vuelta y que en el fragor de la caminata desde mi lugar de trabajo al colectivo, me permitieron encontrarle el sentido necesario que me impulsó a escribir estas diatrabas.
El que la vida es una ficción y que el absuro es una eficiente forma de estar en el mundo cobran un profundo sentido en este momento debido a la deconstrucción personal que soy capaz de generar luego de darle vuelta a estas afirmaciones durante días.
Es interesante repensar el sentido que tiene desapegarse de la formalidad y homogeneización impuesta por las normas y relaciones sociales cotidiana y empezar a enfocar la intervención desde otro prisma. Provocar con la ironía, reirse de lo obvio en el absurdo, exagerar el accionar frente a lo que no quiero hacer como forma de demostrar que no lo hago por lo sinsentido y absurdo que lo encuentro, es una estrategía muy provechosa, ese juego de hacer creer a la gente que su propuesta es transcente, aunque sea una mierda, y exagerarla hasta el absurdo es un placer casi orgámismo que traslada la sensación de maldad infantil a la búsqueda de experiencias nuevas donde radicalizar esa forma de expresión.
El absurdo lo aguanta todo y la construcción de mis historia en mi ficción me permiten buscar y rebuscar mis sentidos en mis narraciones que cómo proyecciones, en muchas casos funcionales, que se rearticulan con la capacidad discentiva o consensual de establecer coordinaciones conductuales generan la posibilidad de rebeldía desde la perspectiva de la inteligencia no convencional.
Me resisto a la convención de hacer por hacer y como me aburrí de pelear pretendo y estoy logrando lo mismo pero de otra forma.
El absurdo se vé inofensivo pero es manipulador y nuestra ficción legitima y transparenta nuestro ser y hacer y más aún nos desliga de toda justificación funcional a lo establecido y nos devela en la honradez de la búsqueda permanente, dinámica y recursiva de nuestra identidad. O sea y en el fondo, todo es un problema de identidad.

http://eleazarojedasalamanca.blogspot.com/

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